Hemos visto en los últimos meses noticias y reportajes en diferentes medios de comunicación nacional la evidencia de incendios forestales que corresponden a eventos recurrentes en Colombia debido a su posición geográfica, a la presencia de fenómenos climáticos como El Niño y a cambios de uso del suelo, entre otros factores. Por ejemplo, recientemente el 23 de enero de 2024 en la ciudad de Bogotá se atendieron seis conflagraciones en distintos puntos de la ciudad, en las localidades de Chapinero, Usme y Ciudad Bolívar, invirtiendo sendos recursos humanos, económicos y tecnológicos como por ejemplo helicópteros y el conocido sistema “bambi bucket” para el transporte y disposición de agua sobre el incendio para su extinción. El riesgo es recurrente, previsible y detectable en épocas tempranas del mismo, por eso es necesario una mirada integral de sus causas, efectos y mecanismos de intervención.
De acuerdo con la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres – UNGRD de Colombia “Un incendio forestal es cualquier fuego no justificado que afecta combustibles vegetales, y se propaga rápidamente en un bosque”. Los incendios forestales pueden ser de tres tipos:
- Superficie: Ocurren a ras de suelo, quemando hierba, pastos, matorrales, arbustos y demás vegetación menor.
- Copa: Se propagan por la parte superior de los árboles.
- Subterráneos: Bajo la superficie, quemando raíces y materia orgánica.
Emisiones atmosféricas e impactos en la salud humana
El Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos – (CDC por sus siglas en inglés) relaciona que el humo de los incendios forestales está compuesto por una mezcla de gases y partículas pequeñas que son emanados por la vegetación, los materiales de construcción de viviendas aledañas, entre otros. El humo de los incendios forestales puede hacer que cualquier persona se enferme, incluso aquellos grupos poblacionales sin patologías diagnosticadas.
Información tomada de la Universidad Nacional Autónoma de México – UNAM describe que “los incendios forestales aportan contaminantes como material particulado, monóxido de carbono, óxidos de nitrógeno, dióxido de azufre y compuestos orgánicos volátiles (también llamados COV)”. Estos últimos son precursores de ozono troposférico, contaminante de origen secundario que en concentraciones altas puede destruir o alterar otras moléculas y actúa como un contaminante tóxico para la salud humana; produciendo daños respiratorios y pulmonares como la inflamación de tejidos, dolores de pecho, irritación de la garganta y ojos, aumento de afecciones asmáticas, ataques de tos, jadeo, exacerbación de enfermedades preexistentes del corazón y alteraciones en el sistema inmunológico. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud – OMS la contaminación del aire, es uno de los mayores riesgos ambientales que existen para la salud. Los efectos combinados de la contaminación del aire ambiente y la del aire intramural, se asocian a 6,7 millones de muertes prematuras cada año.
Un artículo científico elaborado en el 2023 por la Sociedad Química Americana llamado “Wildfires Increase Concentrations of Hazardous Air Pollutants in Downwind Communities” analizó las concentraciones de 21 Hidrocarburos Aromáticos Policíclicos (compuestos tóxicos con efectos en la salud humana) contenidos en el humo de los incendios forestales de 2006 a 2020 en 309 monitores en todo el oeste de EE. UU encontrando compuestos como acetaldehído, acroleína, cloroformo, formaldehído, manganeso y tetracloroetileno. De acuerdo con la Agencia Para Sustancias Tóxicas y el Registo de Enfermedades – ATSDR los estudios realizados en animales han demostrado que los HAP´s pueden causar efectos dañinos en la piel, los fluidos corporales y el sistema que utiliza el cuerpo para combatir las enfermedades después de exposiciones tanto a corto como a largo plazo. Estos efectos no se han observado en los seres humanos.
Además de los contaminantes criterio y los tóxicos ya descritos, se liberan contaminantes climáticos como el CO2 y el CH4 que aporta sin duda al calentamiento global mundial. Por esto, gestionar los incendios forestales de forma preventiva es crucial en un mundo moderno en donde la tecnología ya está disponible, por ende, no existen excusas.
Impactos económicos
Cuando suceden este tipo de eventos, los gobiernos nacionales y/o locales realizan la cuantificación de sus impactos económicos mediante distintas metodologías de valoración económica. Por ejemplo, el Ministerio de Hacienda del Gobierno de Chile realizó el “Reporte de la estimación de los costos fiscales y económicos de la emergencia por los incendios forestales” y determinó que durante los días 1, 2 y 3 del mes de febrero de 2023, se experimentó un fenómeno meteorológico de altas temperaturas extremas que, en combinación con la abundante disponibilidad de combustible vegetal, generó una serie de incendios forestales simultáneos que abarcó una superficie aproximada de 363 mil hectáreas en tan solo 72 horas. Como resultado de las estimaciones, se encuentra que la pérdida en el stock de capital económico equivale a US$ 883 millones y los costos sociales inherentes a la contaminación llegarían a US$ 2.275 millones. Esta última cifra, bien significativa, no considera la degradación del capital natural, y resalta la necesidad de seguir avanzando en la medición de éste para poder incorporar estos costos en las decisiones de política pública y empresarial y asegurar la sostenibilidad
En el contexto nacional, el documento “Efectos económicos de futuras sequías en Colombia: Estimación a partir del Fenómeno El Niño 2015” elaborado en el año 2017 por la Dirección de Estudios Económicos del Departamento Nacional de Planeación – DNP estima los efectos que una disminución del recurso hídrico producto de El Niño manifestado en los sectores económicos, y valora la pérdida del ecosistema de bosque que generan los incendios forestales. Los resultados evidencian los servicios ecosistémicos que los bosques dejan de proveer a la economía cuando hay pérdida de la cobertura vegetal, producto de los incendios, los cuales fueron valorados en un 0,1% del PIB sólo para el año 2015.
Según el DNP las pérdidas económicas relacionadas con los incendios forestales se cuantificaron a partir de la valoración económica que se hizo de los múltiples servicios ecosistémicos que los bosques dejan de proveer de manera inmediata y mientras ocurre su restauración. La pérdida en la oferta maderera fue estimada a partir de una valoración de mercado; mientras que servicios como la regulación del clima, recursos genéticos, manejo de la tierra para recreación y control de la erosión, entre otros, se realizó mediante una valoración por transferencia de beneficios.
La información obtenida de la UNGRD evidenció que cerca de 120.000 hectáreas a lo largo de todo el territorio nacional fueron afectadas por los incendios. Los departamentos con las mayores áreas geográficas comprometidas fueron Casanare, Cundinamarca, Arauca, Tolima, Antioquia, Nariño, Meta y Huila, con más de 5.600 hectáreas quemadas. En términos económicos y según el DNP, los incendios forestales generaron una pérdida de $475.890 millones de pesos para 2015, lo cual representa el 0,1% del PIB de ese año. De dicho costo económico, el 64,6% corresponde a la pérdida por servicios ecosistémicos ($307.768 millones de pesos) y el restante 35,4% es la pérdida por la no comercialización de la madera ($168.122 millones de pesos). Los departamentos que asumieron los mayores costos por estos sucesos fueron Magdalena, Casanare, Cundinamarca, Huila y Boyacá.
En el contexto del distrito capital, la Secretaría Distrital de Ambiente en el año 2021 elaboró el documento “Valoración Económica y Ambiental de Daños Ocasionados por el Incendio Forestal ocurrido en la vereda Las Sopas – localidad de Sumapaz” aplicando la metodología adoptada mediante la Resolución 3627 de 2019 “Por medio de la cual se adopta la Metodología de Valoración Económica y Ambiental de Daños Ocasionados por Incendios Forestales y se toman otras determinaciones”. Aplicada la metodología se concluye que el valor económico y ambiental de los daños ocasionados por el incendio forestal ocurrido el 13 de diciembre de 2020 en la localidad de Sumapaz, específicamente en la vereda Las Sopas, se estima en $65.274.210.628.
Sin lugar a dudas, invertir oportunamente en sistemas de alertas tempranas y mecanismos de respuesta oportuna implica menores costos que los reportados en los documentos relacionados con anterioridad, esto sin cuantificar los impactos de los contaminantes climáticos emitidos en la temperatura global.
Acciones de intervención
En el marco de la Gestión del Riesgo de Desastres, la Ley 1523 de 2012 ha previsto como uno de los tres procesos el denominado “conocimiento del riesgo”, el cual está compuesto por la identificación de escenarios, el análisis y evaluación, el monitoreo y seguimiento del riesgo y sus componentes, así como la comunicación del mismo. En el proceso de conocimiento se ha generado grandes avances en el contexto mundial, estos sin duda pueden extrapolarse e implementarse en nuestro país, en donde tanto se necesita. Por ejemplo, el Departamento de Agricultura del Gobierno de los Estados Unidos cuenta con el Servicio Forestal y el Centro Nacional de Coordinación Interinstitucional; los cuales son servicios predictivos desarrollados para brindar apoyo en la toma de decisiones para el manejo de incendios, ofreciendo información detallada y anticipada sobre estos.
La Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA, por sus siglas en inglés) ha establecido el sistema FIRMS (Fire Information for Resourse Management System) el cual se alimenta de información de un espectrorradiómetro de imágenes de resolución moderada (MODIS) a bordo de los satélites Aqua y Terra, y el conjunto de radiómetros de imágenes infrarrojas visibles (VIIRS) que detectan información térmica y la firma espectral de la vegetación para detectar puntos de calor y otros atributos; información que se pone a disposición para la gestión por parte de las autoridades.
COMO MEJOR SOLUCIÓN de gestión predictiva ya se cuenta con el desarrollado realizado por ingenieros expertos en robótica, inteligencia artificial y machine learning, mediante sus sistemas de Insight Robotics. Este sistema de detección de incendios forestales está compuesto por una red de robots FD-1 y/o FD-3, provistos de tecnología InsightFD, que permite la integración de una cámara de Alta Resolución, una cámara de Penetración de Niebla y otra cámara Infrarroja, vinculados a una plataforma de gestión de la información instalada en una sala de control central – Insight Globe con inteligencia artificial. Cada robot proporciona información de precisión, vigilancia en tiempo real y detección temprana de conatos de incendios de hasta 20 km de distancia (via libre), permitiendo la generación de alarmas para inicios de incendio de hasta de 2m x 2m visualizados desde una distancia de 5 km, apoyados también por el uso de drones para mejorar la identificación. De esta manera, se modifica el enfoque tradicional de atención del desastre hacia una detección tecnológica eficiente, dejando atrás la costosa extinción de incendios, que conlleva riesgos, impactos y mala imagen para las administraciones públicas. Por lo tanto, esta tecnología de punta, utiliza la inteligencia artificial y algoritmos refinados para obtener la georreferenciación de incendios de manera oportuna y predictiva.
En conclusión, es indispensable y crucial para los tomadores de decisiones y para las administraciones públicas avanzar en la implementación de tecnologías de punta, que permitan la gestión oportuna de los incendios forestales; de tal forma que estos puedan prevenirse y gestionarse rápidamente; así como evitar sus impactos en la salud humana, la fauna, la flora y el clima global. Por esta razón, invertir en la gestión tecnológica en tiempo real es más rentable que atender el manejo del incendio y sus impactos derivados.
Articulo escrito por:
Sergio Hernández Cruz
Ingeniero En Recursos Hídricos y Gestión Ambiental
Especialista en Gerencia del Medio Ambiente y Prevención de Desastres